Hace poco accedí a Twitter, y, como es
normal, uno se fija en las “tendencias” del momento, es decir, yo
me supongo, las palabras que más escriben en un determinado lugar
ciertas personas. En mi caso, España. Y vi un nombre que,
personalmente, no conocía, Lorenzo Silva. Y pinché el nombre. No es
un político con una polémica declaración ni un actor o cantante
que acaba de sacar un nuevo single, si no un periodista, muy seguido
y con amplia experiencia. Conocido por su interés y su forma de
divulgar información a través de su cuenta.
Todo esto, hasta que el pasado 2 de
enero se despidió de la red social del pájaro azul, y de ahí la
mayor difusión de su obra (más de 23 novelas) y de su conocimiento.
Desde el pasado día 10 su cuenta divulga su obra, ya sin la
presencia casi a minuto del conocido periodista. Se comprometió a
explicar sus motivos, y, en un artículo en un rotativo, explicó los
principales, a resaltar: la excesiva atención a la red social en
detrimento de sus familiares y amigos, así como de sus actividades
como un blog que llevaba tiempo sin actualizar, y, que, al igual que
en otra red social como Facebook, éstas se vuelven no mejor para el
usuario (el twittero o el 'amigo' en Facebook), si no para los
intereses de la empresa. No lo expuso a crítica, al contrario, cada
quién en su casa gestiona como sabe y quiere.
Aunque no tiene mucha relación, creo
que la sociedad actual no tiene peligro en las nuevas tecnologías,
si no en las redes sociales. De ahí que hoy me haya apetecido hablar
sobre ellas. No es raro ver que de un grupo de 6 personas, 4 están
con el teléfono, si no es whatsappeando será haciendo un 'stories'
o bien leyendo un twitter. Una acción que se debería hacer en
determinados momentos, se ha adaptado a la vida cotidiana y de forma
permanente. Y con ellas, todo lo que le rodea se ha ido adaptando.
Las redes sociales son útiles y son
interesantes desde un uso 'normalito', y ahí me explico. Quizás
algunos no conozcan la palabra, otros sí. El postureo. Eso que
refleja una acción “típica” o más bien, no normalizada, con el
objetivo de obtener mayor visualización. Y ese postureo es, a mi
entender, la parte negativa de las redes sociales.
Hace poco leí otro artículo de otra
periodista que decidió abandonar, no Twitter, pero sí otra conocida
red social, con mucha mayor implantación, y en mi opinión, con una
nefasta vigilancia y control, como Instagram. Ahí vemos carátulas,
no personas. Es ese el problema de la actual sociedad, donde prima
más la imagen que las ideas. Donde se fomenta el uso de redes
sociales como herramienta indispensable, cuando, al contrario,
deberíamos fomentar otro tipo de redes, que busquen encontrar en
cada uno el interés por conocer.
Creamos cuerpos vivientes y no cuerpos
pensantes, usando algunos conceptos filosóficos. Sin entrar en su
definición o en cómo el autor los expuso, yo llamo viviente a aquel
que sin buscar conocimiento o interés, prefiere engancharse a una
red social y obtener su virtual visualización, y como cuerpo
pensante, aquel que, usando una red social, es consciente de que
nunca podrá sustituir lo que durante muchísimo tiempo ha sido el
quedar con los amigos a tomar una cerveza y hablar.
Tampoco podemos olvidarnos de ese modelo fomentado, incluso desde los medios de comunicación y de marcas y empresas, de los 'influencers' que no tienen más objetivo que, ganando dinero a través de las redes sociales, fomentan esas actividades en la red social. Ser caratulas.
Tampoco podemos olvidarnos de ese modelo fomentado, incluso desde los medios de comunicación y de marcas y empresas, de los 'influencers' que no tienen más objetivo que, ganando dinero a través de las redes sociales, fomentan esas actividades en la red social. Ser caratulas.
Para concluir, dado que creo que al ser
un tema interesante, y dado que soy poco organizado en mis ideas -a
veces-, considero que tenemos que abordar seriamente y reflexionar
sobre el uso y el tiempo que hacemos y dedicamos a las redes
sociales.
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